Al pensar en mudanzas en Las Rozas o cualquier localidad madrileña, puedes imaginar múltiples situaciones que van de las tareas más sencillas a aquellas que entrañan una especial complejidad, en función de variables como el acceso a la vivienda, el volumen de enseres o la distancia de traslado. Sin embargo, en lo que es probable que no te pares a pensar es que en otras ciudades del mundo las mudanzas tienen aspectos diferentes a los que aquí damos por sentado. Hoy desde Mudanzas Abarca te contamos algunos ejemplos que te sorprenderán.
Una de las prácticas locales más llamativas en el ámbito de las mudanzas es la que caracteriza a la provincia canadiense de Quebec. En una tierra que destaca por sus particularidades, como la de ser el único territorio de habla francesa en Norteamérica, también las mudanzas suponen un elemento diferencial. Y es que sus habitantes tienen la tradición de realizarlas en un día concreto del año: el 1 de julio, la misma jornada de su fiesta nacional.
En efecto, miles de personas se mudan a la vez el mismo día; por ejemplo, en Montreal lo hacen más de 100.000 personas cada año. La estampa es inaudita y, como cabe esperar, un tanto caótica, aunque con más de 200 años de práctica y evolución, la situación no se descontrola, gracias al esfuerzo titánico que despliegan las compañías de mudanzas. ¿El origen de todo? La antigua obligación legal de que los contratos de alquiler tuvieran una duración mínima y una fecha común de finalización, que hoy pervive como tradición.
En otras ocasiones las peculiaridades se dan por motivos aún más inevitables, como puede ser la fisionomía de la propia ciudad. Es lo que sucede en Ámsterdam: ese centro histórico repleto de canales y antiguas casas apretujadas no pone fáciles las cosas. Pues bien, con solo fijarte un poco en la parte de arriba de esas casas tan entrañables verás que casi siempre tienen, por encima de la última ventana, un pequeño saliente del que a su vez sale un gancho. Esta es una antigua solución ideada para facilitar, por medio de poleas, la subida y bajada de los muebles y otros enseres. Una solución de lo más práctico que se extendió a otras ciudades de los Países Bajos e incluso se puede encontrar en edificios más modernos.